Charo Sádaba y Xavier Bringué, profesores de la Universidad de Navarra, publican 'Redes sociales: Manual de supervivencia para padres', una guía útil basada en sus propias experiencias y en una completa investigación entre más de 13.000 adolescentes
¿Cómo han cambiado las redes sociales la forma en que se relacionan los adolescentes?
Charo Sádaba: Les han dado una herramienta para estar constantemente en contacto y no hace falta que estén presentes ambas personas para relacionarse. No hablan solo con la persona sino que se relacionan a través de las fotos, los comentarios o los estados. Ya no es necesaria una relación sincrónica así que no sé del otro solo lo que me quiere contar. La relación deja de ser tan profunda, pero se convierte en más extensa. Tengo acceso a más cosas que las uno puede querer contarme cara a cara. Sé quiénes son tus amigos, dónde estuviste el fin de semana...
Xavier Bringué: El cambio que se da en las relaciones también afecta al tiempo. Ahora se dedica mucho más tiempo a estar con los amigos a través de las redes sociales, cosa que antes no se hacía.
¿El concepto de amistad también se modifica?
Charo Sádaba: Efectivamente. El concepto de amigos que se maneja es muy diferente y nosotros, como adultos, sabemos que los 400 contactos que podemos tener en Facebook no tienen por qué ser nuestros amigos, pero a los adolescentes les cuesta más distinguir esto ya que carecen de una experiencia vital que les haya mostrado qué es un amigo de verdad. En este sentido es un concepto de amistad más limitado.
X.B.: El uso entre adultos y adolescentes de estas herramientas también es muy distinto en cuanto al grupo de personas al que nos dirigimos. Los adultos tratamos de contactar a través de la red con público remoto con el que hemos perdido contacto -compañeros de clase, gente que hemos conocido en viajes-, sin embargo los adolescentes carecen de ese público remoto y usan la red para estar en contacto el mayor tiempo posible con gente que ven a diario.
¿Qué oportunidades ofrecen las redes sociales a los adolescentes?
X.B.: La red social no es una oportunidad en sí misma, pero les facilita encontrar cosas que les gustan o solucionar sus inquietudes por sí mismos. Con los riesgos pasa igual. La vida de un adolescente ya es arriesgada en sí misma, son desmedidos, antirreglas, han perdido las referencias de la infancia y tienen que conseguir otras. Ser adolescente en sí ya es un reto y tiene sus riesgos que se expresan también en su contacto a través de la red social. Tienen el riesgo de no ser conscientes de cuáles son los límites de la intimidad, de no saber qué se puede o no publicar en la red, de tomar confianza con desconocidos que pueden acabar de forma trágica.
Entonces, ¿el peligro no está en las redes en sí mismas sino en la forma de utilizarlas?
Ch.S.: Sí. Tanto las oportunidades como los riesgos se derivan de la forma de uso. Por ejemplo, un adolescente que tenía un gusto musical muy particular que en su círculo cercano no encontraba a nadie similar, puede que con las redes sociales encuentren a gente que tiene sus mismos gustos y así conseguir formar una personalidad propia, diferente y diferenciada. Del mismo modo también hay riesgos específicos como el llamado sexting- fotografiarse en posiciones sexys delante del espejo y publicarlas a un grupo en la red- o el grooming - un adulto que se hace pasar por menor y les chantajea-. Estas situaciones, si les quitamos el componente tecnológico, han existido siempre pero ahora se intensifican.
X.B.: La tecnología intensifica todo, lo bueno y lo malo. Pedimos una conciencia a los padres y a los adolescentes que es excesiva porque detrás de todo hay compañías y unos publicistas que deben tomar medidas.
¿Qué papel deben tener los padres?
X.B.: Tanto los padres como las empresas deben tomar medidas proactivas, no reactivas. Nosotros planteamos que las redes sociales son una oportunidad o un reto añadido para los padres. El objetivo de los padres es siempre educar a sus hijos y formarlos y esto es un nuevo contexto en el que educar. Parte de la vida de tu hijo pasa por las redes sociales y los padres deben ser conscientes de ello y formarles desde ahí. Los padres no deben desanimarse por no controlar las redes sociales sino actuar como padres, educando con naturalidad porque los adolescentes quieren que les exijan.
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