El grupo de delitos tecnológicos de la Guardia Civil recibe cada mes una media de cinco denuncias por problemas de ciberacoso, la mayoría de ellos son de adolescentes.
Las formas de ejercer este asedio contra el enemigo son variadas. Todo suele surgir cuando un conocido de la víctima se hace con la clave de su correo electrónico y comienza a remitir a conocidos Bulos,(Hoax) agrediendo la intimidad de los destinatarios, o bien directamente a través de las redes sociales o el ‘messenger’ suplantando la identidad del afectado. A partir de ahí, se monta el lío y por lo general bastante gordo.
La Brigada de Investigación tecnológica del Cuerpo Nacional de Policía se ha llegado a encontrar con una chica a la que sus supuestas ‘compañeras’ de clase la solían esperar en la puerta de su domicilio para lincharla, después de todos los Hoax que supuestamente estaba difundiendo por Internet y dirigidos a otras adolescentes.
El autor de los hechos era un ex de la menor, quien fue identificado por los agentes de este grupo policial y posteriormente puesto a disposición judicial. La denunciante estuvo sumida en una profunda depresión, sus padres comenzaron a sospechar cuando ya ni siquiera salía de su habitación.
«Por lo general siempre se suelen resolver estas investigaciones de forma satisfactoria. Detrás de estos casos no nos encontramos delincuentes habituales, sino personas con edades comprendidas entre los 15 y 23 años, sin antecedentes, del entorno de la víctima que suelen actuar sin medir bien la repercusión de su fechoría», apunta el jefe del grupo de Delitos Tecnológicos.
La mayoría de casos de ciberacoso detectados se presentan tras una ruptura sentimental. Se suplanta la personalidad de la menor y el ex o el amigo del ex, generalmente son varones, comienzan a vejar a la víctima, cuelgan fotos embarazosas de ella o lanzan mentiras dañinas, (Hoax), hacia terceros que supuestamente proceden de la damnificada. «Los celos y las rupturas de pareja suelen impulsar este tipo de acciones, sobre todo, cuando previamente han existido episodios de agresividad». No busquen delincuentes ni personas de clase social baja o adolescentes marcados por la conflictividad.
Detrás de estos episodios suelen estar menores que cursan estudios de Secundaria o Bachillerato, inconscientes de la repercusión jurídica que puede tener este tipo de acciones. Por eso es fundamental que los menores sean confié tes de su grado de responsabilidad y las repercusiones penales que pueden tener sus comportamientos inapropiados.
Los últimos estudios aportan datos preocupantes, La oficina del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid ha sacado una guía a partir de encuestas a menores entre 10 y 16 años y a sus padres o tutores, y muestra como un 5,9% de los chicos afirma haber sido víctima de ciberacoso, mientras que un 2,9% mantiene haber actuado como acosador.
El ciberacoso, o Ciberbullyingcomo tal, no está tipificado en el Código Penal, aunque su ejercicio sí delinque contra numerosos artículos, el principal, el derecho a la intimidad y el honor de las personas recogido en la Constitución española, el ordenamiento jurídico de mayor rango. Además de atentar contra esta norma lo puede hacer contra el artículo 456 del Código Penal que versa sobre la acusación falsa, con una pena de prisión de seis meses a dos años; contra el artículo 22 por actuar con alevosía, es decir, utilizando medios que sabe que causarán daño de forma directa; contra el artículo 197 del CódigoPenal que castiga con prisión de uno a cuatro años a quienes alteren datos, suplantando la identidad de otro. No son todos los posibles delitos hay un amplio listado donde entrarían las amenazas, calumnias, apología del delito, contra el derecho a la propia imagen, la intimidad, el honor o la integridad moral, entre otros.
Después debe tenerse en cuenta otro aspecto más, los efectos psicológicos del ciberacoso. El ciberacoso provoca más depresión en niños y adolescentes que el acoso cara a cara
Los efectos psicológicos son los mismos que los de la agresión "tradicional":aislamiento social, depresión, baja autoestima, disminución del bienestar psicológico, descenso del rendimiento académico, rechazo de la vida escolar... Pero según un estudio desarrollado por los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. y publicado en el 'Journal of Adolescent Health', cuando este asedio se sufre a través de las nuevas tecnologías, el riesgo de depresión es mayor. Como señala Ronald J. Iannotti, uno de los responsables de la citada investigación, "las víctimas pueden ser más propensas a sentirse aisladas, deshumanizadas o desamparadas en el momento del ataque".
La Fundación Maia sigue realizando en Colegios e Institutos de Educación Secundaria, formaciones sobre uso seguro de las nuevas tecnologías. La labora de sensibilización y prevención es básica. No se trata de que padres y profesores se conviertan en policías de los comportamientos en la red de los menores. Se trata de proteger y prevenir. En definitiva, se trata de que todos seamos más responsables y nos preocupemos para hacer de las nuevas tecnologías algo mucho más divertido y seguro.
Para más información: agordon@fundacionmaia.com
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