Es muy fácil: los cambios en nuestra sociedad hacen que un mayor número de jóvenes prefieran una Blackberry o un Smartphone antes que un balón de fútbol, o una muñeca. ¿ Qué pueden hacer los padres ante eso?.
" Lo primero que los padres deben hacer es conocer a sus hijos en profundidad. Ver si son suficientemente responsables como para hacer un uso correcto de los móviles ". Esto que apriori parece sencillo, se puede convertir en una auténtica quimera si es un adolescente encerrado en si mismo.
Una vez tomada la decisión, algo relativamente fácil pero que si lo sopesamos en profundidad, debe ser largamente meditado, podremos plantearnos: ¿para qué quiere o necesita mí hijo el teléfono móvil?.
La primera respuesta, sobre todo por parte de las madres, es: para poder controlarlo y llamarle cuando quiera.
Esto puede tener una cierta lógica. Por desgracia en los tiempos en los que vivimos, a veces tendemos a necesitar estar cerca de nuestros hijos en cualquier momento para protegerles. Saber dónde van, qué hacen o a quién ven. Pero si lo reflexionamos, podremos contestar nosotros mismos de manera sencilla. Si yo enseño a mí hijo a contar "sus cosas" en casa, si me preocupo por conocerle, podré tener la tranquilidad de que hará lo correcto.
Aún así no nos engañemos, aunque tenga móvil siempre podrá apagarlo cuando no quiera que le molestemos. La clave es: debemos confiar en que nuestros hijos harán lo correcto. Pero para ellos, les debemos educar. Y a veces, esto es difícil y requiere un cierto esfuerzo.
También debemos plantearnos algo. ¿A qué edad es adecuado que mí hijo tenga teléfonoSegún un estudio de INTECO los menores son considerados nativos digitales, han nacido y crecido conviviendo con los teléfonos móviles. Sus padres sin embargo, son considerados " inmigrantes digitales " , la incorporación al uso de los teléfonos móviles se ha producido en la edad adulta. Ellos han nacido con esta tecnología, nosotros la hemos tenido que aprender. Esto determina su utilización y aproximación de unos y otros a esta tecnología.
Según este estudio de Mayo del 2010, ( y que por tanto puede haber variado ), en España los menores tienden a tener su primer teléfono móvil entre los 10 y los 12 años.
Esto nos da una muestra evidente, de que cada vez se adentran en esta tecnología con menor edad. Pero no significa que deban tener móviles a esas edades.
Son los padres, en base a la responsabilidad de sus hijos, los que deben considerar si es adecuado o no, dar acceso a sus hijos a un teléfono móvil.
¿ Qué uso hará mí hijo de las nuevas tecnologías ?Aunque es difícil establecer una secuencia sobre el uso y apropiación de esas tecnologías, un estudio de la Fundación Mac Arthur, http://digitalyouth.ischool.berkeley.edu/files/report/digitalyouth-TwoPageSummary.pdf ,encargado a las universidades Southern California y Berkeley, en el que entrevistaron a 800 adolescentes y jóvenes, concluye que hay tres géneros de participación de los menores en las nuevas tecnologías: Hanging out , es el comportamiento de los usuarios que utilizan mensajería instantánea y redes sociales para estar en contacto con amigos; Messing around, es una práctica más elaborada, se busca información on line y se empieza a jugar con los medios digitales de forma experimental, sin objetivos específicos, y geeking out, es la práctica que define la capacidad para usar de forma intensiva y autónoma esos medios. A esta fase sólo se llega tras pasar por otras en las que aparentemente se pierde el tiempo o simplemente se juega o se pasa el rato.
Una vez consideradas todas estas cosas, si tomamos la decisión de regalar a nuestros hijos un teléfono móvil, debemos tomar varias consideraciones:
- es fundamental que el menor haga un uso correcto y responsable del móvil, sobre todo en el aspecto económico. Algo que será básico en su vida, el ahorro y el buen uso del dinero, lo podemos ir enseñando con el móvil. Establecer límites de gasto,nos ayudará a hacerlo.
- establecer horarios de uso: una medida que con otras facetas ya debemos usar con nuestros hijos, ( la hora de llegada a casa, irse a la cama,etc. ), también ha de establecerse con los móviles. El que el teléfono esté apagado por las noches, o cuando está en el colegio, es importante. Los menores deben saber en que momento y lugar pueden usar su móvil, y sobre todo, en que momentos no. Y no nos engañemos, si en el colegio les prohíben usar los móviles, nosotros no debemos decirles que no hagan caso a los profesores, ya que les estaremos quitando autoridad, y ese respeto, es muy importante que lo mantengan.
- el móvil les dará intimidad: cada vez más, está proliferando el uso de la mensajería instantánea gratuita. Antes era el Messenger ,en ordenadores sigue siendo así ), y ahora es el WhatsApp .
En los dos casos es una manera rápida y gratuita de conectarse con sus amigos. Pero siempre deben saber, que no deben aceptar mensajes de extraños, y en el caso de que así sea, decírselo a sus padres.
- utilizar los filtros de control gratuitos en el móvil. Si vamos a permitir que nuestro hijo tenga internet en el móvil, lo mejor que podemos hacer hacer es establecer filtrosque impidan el acceso a contenidos no adecuados.
- en casa, utilizar el teléfono inalámbrico. Cada vez más existen tarifas planas de fijo a fijo en los teléfonos de los hogares. Con lo cual, es importante acostumbrar a nuestros hijos, a que si están en casa, pueden llamar a sus amigos al teléfono de su casa. Les enseñaremos a ahorrar, y a hacer un uso responsable del móvil.
En definitiva, la decisión de que sus majestades los Reyes Magos y Papá Noel traigan un móvil a nuestros hijos, es algo que debe ser meditada y sopesada, con sus pros y sus contras. Pero nunca con miedo.
La tecnología es algo que si usamos con inteligencia nos ayudará a vivir de una forma más cómoda. Pero siempre debemos saber, que un balón o una muñeca, no podrá ni debe sustituirse por un teléfono móvil. Por práctico y necesario que veamos a este último.
Os recomendamos que echéis un vistazo al post de Febrero de 2011 con las recomendaciones que hacía a este respecto el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Arturo Canalda,
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