Es un sencillo video de You Tube. Una niña de aprox. 11 años aparece con un
gorrito y mira a la cámara. Simplemente sonríe y pregunta con su voz de
adolescente, si te parece guapa. Habla de si misma.
Este
video se propagó de forma viral por Internet. La gente fue opinando, y
ya se sabe, que las opiniones, a veces las carga el Diablo. Opiniones
que sobrepasan el insulto. Inimaginables para un adulto, pero que,
cuando las realizan adolescentes, pueden ser realmente crueles. Y sobre
todo, cuando el adolescente las recibe, pueden ser,desde el punto de
vista psicológico, traumáticas.
Por desgracia,
este tipo de videos, proliferan en redes sociales como Youtube. Menores
que miran a la cámara clamando que alguién les diga que están geniales. Lo
que antes sucedía frente al espejo de su casa, ahora lo hacen en la red
y son expuestas a que millones de personas puedan decir, y sobre todo,
son expuestas a que las insulten.
La sociedad
en la que vivimos hace que cada vez màs los menores se preocupen por la imagen. Y esto no es sólo en las adolescentes. También los chicos
siguen modelos de comportamiento que se basan más en lo que ven en la
televisión e internet, que en lo que sus padres les inculcan. El clásico miedo al "que dirán", pero multiplicado por las redes sociales. Conceptos
erróneos, puesto que a veces hay que explicar a un menor que lo
importante no es el peinado o la ropa que lleven. Lo fundamental es que
el menor aprenda valores, y sobre todo, aprendan a valorarse a sí
mismos.
En la Fundación escuchamos a muchos
padres preocupados con las webs que ven sus hijos en Internet. Los
trastornos alimenticios son alentados por webs en las que adolescentes
van contando sus "experiencias" en el juego que para ellos es, dejar de
comer. Quieren estar guapas. Quieres ser como las modelos que ven en las
pasarelas o en las campañas de publicidad.
El problema es que
esos adolescentes, en muchas ocasiones, no son observados por sus
padres, y cuando finalmente lo hacen,ya es demasiado tarde. Casos de
anorexia y de bulimia. Niñas y niños acomplejados con su aspecto buscan
en esas webs " la quimera de la belleza".
Es
fundamental que los padres tengan una comunicación fluída con sus hijos.
Si esto lo hacen, podrán detectar cuales son las preocupaciones de
ellos. Y sobre todo podrán actuar a tiempo. En la medida en que a
nuestros hijos les enseñemos valores como la tolerancia y el respeto,
tanto a si mismos como a los que les rodean, podremos parar casos tan
lamentables como la anorexia o la bulimia.
Muchos
de los casos de trastornos alimenticios vienen derivados del acoso
escolar. No nos engañemos, antes a los menores les podían llamar gordos
en el patio. Pero se quedaba ahí. Ahora lo pueden hacer en la red. En el
muro de su red social, con mensajes a su móvil o a su correo
electrónico. El acoso es tan fuerte, se sienten tan mal consigo mismos,
que creen que si adelgazan, todos sus problemas se resolverán. Por eso
se hace imprescindible que absolutamente todos, padres y educadores,
pongamos freno al acoso. Estamos a tiempo. Sólo es cuestión de ponernos a
ello. Se trata de proteger y prevenir.
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