lunes, 26 de diciembre de 2011

Hijos violentos: padres desesperados

Parece algo increíble. Que en pleno siglo XXI haya menores que peguen a sus padres. Pero es algo que por desgracia se produce cada vez más.

La primera reacción de muchos padres es: ¿ En qué he fallado ?. He sido un buen padre, nunca le he tocado, y siempre que ha necesitado algo de mí, lo ha obtenido, aunque haya tenido que hacer el mayor de los sacrificios, siempre lo ha tenido. Sea lo que sea nunca le dije que no.

Cada año aunmentan los casos de violencia doméstica producidas por menores que pegan a sus padres, a sus hermanos, e incluso a sus abuelos.
Son menores que carecen de valores. Para ellos todo vale con tal de obtener lo que desean. Ataques de ira como resultado de su frustración ante no obtener lo que quieren, como quieren y cuando quieren.

En una sociedad en la que el consumismo y la falta de respeto hacia los mayores prima, es evidente que se hace más sencillo que muchos menores aprovechen su "sensación de fuerza", para pegar y atacar a quien se le ponga por delante. Y les da igual si este es un familiar. Todo vale y es legítimo para ellos. Lo importante es que consigan lo que les apetezca.
Porque es eso, consequir lo que les apetece. Se mueven por unas apetencias que no fueron erradicadas en su momento y cuando llegan a la adolescencia y juventud parece que ya es tarde para que cambien esas "costumbres". Pero no nos engañemos, nunca es tarde para cambiar a mejor.

Los casos de violencia doméstica, como siempre, no son sólo cuestión de chicos, también, aunque en menor medida, los protagonizan las chicas.
En un estudio que realizó la Universidad de Castilla la Mancha con menores de entre 12 y 17 años, 7 de cada 10 casos eran chicos. Es decir, son más los chicos, pero eso no significa que no haya chicas violentas.

Esta ira tiene como resultado ataques con el uso de la fuerza, pero también maltratos psicológicos. En muchas ocasiones, según este informe, estos arranques de violencia finalizan cuando el menor ha conseguido lo pretendido, o bien ha abandonado el domicilio familiar.

El problema en muchas ocasiones es que el menor violento, según sus escala de valores, considera que la violencia y el uso de la fuerza es aceptable a veces y no sólo eso, los ataques de ira también son aceptables cuando se hartan.
Es decir, ellos mismos justifican su comportamiento, calificándolo de algo normal. Para ellos sus ataques son justificados por la excesiva autoridad de sus progenitores, la ausencia de independencia y autonomía, la incompatibilidad de caracteres y la persistencia del “discurso” de sus padres. Es decir, porque sus padres intentan comportarse como tales y educarles.

¿Pero, cómo parar a tiempo el comportamiento violento de mí hijo? . Si desde que son pequeños somos capaces de encauzar sus frustraciones, será mucho más sencillo que las acepten cuando sean mayores.
Parece algo de perogrullo, pero muchos padres a veces no lo entienden: el menor tiene que aprender y aceptar que no siempre se obtiene todo lo que a uno le apetece. Y en la medida en que esto lo aprenda, será mucho mejor para el.
Hay que exigir al menor que sea responsable. Que cumpla las normas establecidas en casa, porque el cumplimiento de estas normas es bueno para el.

Los horarios, sobre todo en ámbitos como el estudio o el ocio, son muy importantes. También por supuesto, requiere un esfuerzo y constancia por parte de los padres.
Pero también hay que tener siempre en cuenta la madurez y la edad del menor. Esto será básico para su educación. A veces explicarles las cosas nos ayudará a que el lo entienda, y no sólo eso, también ayudará el escucharle. Es decir, establecer vías de comunicación es fundamental. El se sentirá escuchado, y nosotros podremos entender mejor lo que siente.

En definitiva, para evitar que un menor se convierta en un violento debemos ser constantes en su educación desde que son pequeños. Premios y castigos. Cumplimiento de normas. El establecimiento de reglas, el enseñarle valores como el respeto a los demás, la generosidad, etc. ,aunque requiera un esfuerzo les ayudará a ser mejores personas.

Desde la Fundación Maia , siempre defenderemos que la inversión en educar a los menores en estos valores, es sin duda, la que mejores réditos dará de cara al futuro.

















sábado, 17 de diciembre de 2011

Las Redes Sociales no son un juego

El pasado viernes leíamos este titular en el periódico La Vanguardia : "Los británicos borrachos en el 76% de las fotos en Facebook".
Este estudio que ha realizado la empresa MyMemory y que ha publicado el diario británico The Telegraph, se ha hecho encuestando a 1781 usuarios de Facebook.
Que se sepa no hay un estudio parecido con menores y jóvenes españoles, pero, basándonos en la experiencia que hemos podido ver en la Fundación MAIA nos sorprenderíamos de los datos en nuestro país.

Cuando desde la Fundación realizamos formaciones en colegios e institutos y preguntamos a los menores sobre sus conocimientos de las redes sociales, ellos dicen que lo saben todo.
Pero si profundizamos un poco más, y les preguntamos que si utilizan filtros de privacidad, te miran con "cara de póker". A veces no saben ni lo que es eso. Y ahí radica el principal de los problemas. Hay que explicarles, y esto es una labor de padres y educadores, que el uso de las redes sociales también puede entrañar riesgos. Por eso muy importante que valoren su privacidad.

Pero comenzando desde el principio.
Las fotografías: para un menor una cámara de fotos, o un móvil con cámara, es algo genial. Pero es un arma de doble filo. Le permitirá fotografiar todo lo que se le ponga por delante.
El problema está en eso, que a veces, no todo lo que "se le ponga por delante" es adecuado para fotografiar. Y mucho menos para subir a la red.

Los problemas de falta de privacidad en las redes sociales, y las principales denuncias,vienen producidas porque muchos menores suben fotos de compañeros en situaciones, digamos poco decorosas. Y esto, para ellos es un juego. Un juego que puede conllevar que muchos de ellos acaben en psicólogos porque todo su colegio se está riendo de la fotografía que en su red social favorita está circulando, por ejemplo en el baño. O bien las "divertidísimas" fotografías que han realizado en el último botellón.
Y todo ello "aderezado" con los comentarios que se han puesto junto a la fotografía etiquetada.
Ellos piensan que todo vale. En muchas ocasiones porque desde la sociedad les están diciendo que lo importante es que se diviertan y disfruten.

Pero las consecuencias de ser etiquetados en una fotografía borracho, se pueden pagar a la larga, cuando sean rechazados por un departamento de RRHH que ha buscando al candidato en internet y se ha encontrado con esas fotos etiquetadas, y esos comentarios que siguen en la red.

En la medida en que seamos capaces de inculcar y explicar a los menores la importancia de un uso responsable y seguro de las nuevas tecnologías, podremos conseguir que su privacidad en las redes sociales no sea alterada. Y no solo eso. Que a la hora de colgar una fotografía, se lo piensen dos veces, porque, sabrán, que colgar una foto ofensiva tiene consecuencias.

Es el momento de usar las redes sociales.
El mundo hoy por hoy, tanto para mayores como para los menores, no se concibe sin ellas.
Expliquémosles cómo utilizarlas con cabeza, y con suerte, nunca aparecerá nuestro país en una estadística tan nefasta como la de los jóvenes británicos.





















domingo, 11 de diciembre de 2011

El "sexting" o la idiotez

Aparentemente sólo es un juego. Se trata de algo que empieza de manera totalmente inocente. "no tiene nada de malo sentirse guapa,no?", eso dice María, una adolescente de 15 años. " es muy fácil- continúa-, te haces una foto en bikini y la pones en Tuenti. Ya verás como en poco tiempo, tienes muchos amigos".

Así de sencillo. Así de claro. Y así puede que comience todo. No nos engañemos, la hipersexualización de la sociedad en la que vivimos, hace que el comportamiento de María sea una práctica normal. Sentirse guapa y tener éxito en la red social, ( muchos amigos es una manifestación de ello ), parece lo importante.

El problema es que una foto en bikini, a veces no es más que el primer paso. El siguiente sin la educación adecuada, puede ser grabarse o fotografiarse con menos ropa. Todo vale! ,o incluso, tal vez manteniendo relaciones. Total, "lo importante es hacer feliz a mí chico". Y al fin y al cabo, en muchos canales de televisión existen programas que ven desde la tele de su habitación, en la que este tipo de grabaciones son algo normal.

Y todo eso se puede hacer desde su móvil de última generación o con la webcam del ordenador de su habitación.

Esto que comienza como un juego, y que es algo que podríamos calificar como "cosas de adolescentes", es algo que cada vez más se produce, y que en parte, todos lo hemos provocado. Y decimos todos porque, no nos engañemos, en una sociedad en la que cada vez más se dice y se enseña que la imagen lo es todo, y que lo importante es que disfruten ¿ Cómo no se van a producir hechos así ?.

Esta semana ha salido un estudio en la web Pediatrics ,realizado por Kimberly J. Mitchell, del Centro de Investigación de Crímenes cometidos contra menores de la Universidad de New Hampshire, en Druham (EEUU).

En dicho estudio, educadores,autoridades públicas sanitarias y legisladores se enfrentan a un aumento del número de jóvenes que se autorretratan durante sus relaciones sexuales y otra minoría que captura estas imágenes y las distribuye a través del móvil o por Internet.
Una práctica que cada vez con mayor frecuencia se está produciendo, no sólo en Estados Unidos, también en España.

La investigación a la que hacemos referencia es la primera en evaluar al detalle la variedad de comportamientos de 'sexting' en población joven. Esto incluye el contenido de las imágenes a crear, recibir o distribuir. Con ella se pretendió dar a los responsables políticos, los padres y a los educadores una evaluación más precisa del alcance de esta práctica.
Se realizó una encuesta presencial y telefónica entre agosto de 2010 y enero de 2011 a 1.560 adolescentes de entre 10 y 17 años que eran usuarios de Internet. Además de preguntarles por sus estudios, si vivían o no con sus padres o si estos estaban separados,divorciados o viudos, entre otras cuestiones, los científicos realizaron 5 preguntas concretas sobre 'sexting'. "¿Te han enviado fotos o vídeos de menores de 18 años desnudos o semidesnudos que alguien tomó? ¿Has reenviado a colgado alguna imagen de un menor? ¿Te has realizado fotos desnudo? ¿Alguien te ha fotografiado? y ¿Alguna vez has tomado fotos de menores desnudos?", formaron parte del cuestionario.

Preguntas que dieron como resultado datos tan alarmantes como que un 10% reconociera haber posado desnudo o semidesnudo en alguna fotografía; entre adolescentes, 39 jóvenes (un 2,5%) reconocieron que 'protagonizaban' las imágenes o las habían creado, mientras que hasta un 7,1% las había recibido, aunque ellos no estaban retratados. De estos 39 adolescentes que se tomaron sus propias fotografías o se dejaron retratar, el 61% eran chicas, la mayoría de entre 16 y 17 años, aunque un 6% sólo tenía entre 10 y 12, detalla la investigación.

Sencillamente lo que está ocurriendo es: adolescentes que se graban manteniendo relaciones; el chico, por regla general, se empeña en grabarlo; la chica, que suele ser más pequeña y que además por miedo a ser tratada como una niña, accede a ello; la pareja "corta" ; el chico distribuye las imágenes de su -ex , por la red. Dichas imágenes suelen acabar en el círculo de amigos, colegio,instituto, etc., con el escándalo que eso provoca.

Esta práctica nos lleva a varias conclusiones. Cada vez más adolescentes, y a edades muy tempranas, tienen relaciones sexuales, pero no sólo eso, sino que su inmadurez hace que se fotografíen o graben, con el riesgo que conlleva al dejar que esas imágenes caigan en manos de indeseables.

Desde la Fundación MAIA siempre recomendaremos la importancia de educar en valores a los menores. Es fundamental enseñar al menor que la imagen no es lo más importante en sus vidas, y que deben valorarse a si mismos y a los demás como personas,no como trozos de carne.
Por supuesto, otra reflexión que deberemos tener en cuenta, es que cuando a un menor le entregamos un móvil última generación con cámara, debemos estar muy seguros que nuestro hij@ será suficientemente maduro como para hacer un uso correcto y responsable del mismo.
Ya no sólo se trata de securizar dicho móvil, sino de sentido común. Y sobre todo, hablarles y dejarles claro, que el uso de la imagen, y sobre todo ante determinadas situaciones, tiene unos derechos, y que saltárselos, puede ser constitutivo de delito. Y no sólo eso, sino que es muy importante que si usan redes sociales, lo hagan tomando las debidas precauciones de privacidad.

Si enseñamos a nuestros menores, la importancia de valorarse a si mismo, o términos tan importantes y con tan mala prensa, como el "pudor" ellos podrán darse cuenta de que fotografiarse desnudos o en ciertas prácticas, no es en absoluto inteligente. Es más, es una auténtica idiotez.











sábado, 3 de diciembre de 2011

Un cachete no siempre es una buena solución. ¿O si lo es?

Hace unos días una amiga de la Fundación MAIA nos hizo llegar una noticia que pudimos leer, no sin estupor, de un libro editado en Estados Unidos, y que había vendido la friolera de 670.000 ejemplares. Publicado en múltiples idiomas. el titulo de el libro es: "Pégale a tú hijo"

Bastante elocuente y esplícito. La problemática del asunto es que, entre otras lindezas, el libro recomienda cómo pegar sin dejar señales a un adolescente a o a un bebé. En USA se han producido dos muertes por seguir los "consejos" de este escritor-pastor Evangélico.

Viendo ese tipo de educación, que sin lugar a dudas, desde la Fundación MAIA consideramos maltrato, nos llevamos a plantear: ¿ de verdad sirve de algo pegar a nuestros hijos ?.

Tras la modificación que se hizo en el Código Civil español, en su artículo 154 "La patria potestad se ejercerá siempre en beneficio de los hijos, de acuerdo con su personalidad, y con respeto a su integridad física y psicológica". Con respeto a su integridad. En romano paladín, quiere esto decir sin el uso de la fuerza.

Pero esto no quiere decir que a nuestros hijos no debamos educarles. Ni mucho menos que se convierta nuestro hogar en una especie de " ancha es Castilla",en el que puedan hacer y deshacer a su entojo, ya que, eso no es educar, y flaco favor les estaríamos haciendo a nuestros hijos.

De hecho, el 63, 5% de los padres españoles, según el Instituto Nacional de Estadística, está a favor del bofetón en situaciones críticas. Son casi 10 millones de progenitores. Y podrían ser llevados a la cárcel si las autoridades se enteran de que han utilizado el cachete para educar.

¿ Pero entonces, qué hacemos para educar a nuestros hijos ?.

Tras esta polémica modificación del Código Civil en la que se convertía en delincuentes a los padres, el conocido juez de menores de Granada cuyas sentencias ejemplares para los más jóvenes han marcado un hito, Emilio Calatayud,dijo “En Derecho ya tenemos los mecanismos suficientes para saber si estamos ante padres maltratadores o padres preocupados por la educación de sus hijos sin necesidad de prohibir el bofetón por ley”. No consideraba necesaria esta modificación.
Por lo tanto,que exista una Ley que prohibe los malos tratos de forma taxativa, no significa,que con la debida precaución, eduquemos a nuestros hijos. Porque de eso se trata, de educarles para que sean mejores personas. Pero no a base de golpes como a los borricos que es lo que recomienda el pastor-evangélico.

Sin embargo Jesús Palacios, catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla ,dice,"El castigo físico es el reconocimiento del fracaso. Es golpear al débil. Hay otros recursos aparte del cachete y estar en contra de él no es estar a favor de la permisividad y de que haya que dejarles hacer lo que les dé la gana y como les dé la gana. Los límites y los controles son buenos. Hay que buscar otra manera de hacerlo sin el cachete". El, claramente se muestra en contra del cachete.


Para Javier Urra, psicólogo especializado en infancia y juventud y ex Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid. “Pegar a un niño pequeño es cobarde, pegar a uno de 13 no lo va a olvidar, y pegar a uno de 18 no se lo aconsejo a nadie”. El psicólogo Javier Urra, continúa: “A veces echar la bronca, sirve para desahogarse, lo que no viene mal. La bronca puntual, un día que se lo merezca, mirándole a los ojos, con seriedad, dándole argumentos y siendo coherente puede modificar una conducta. Los chavales escuchan más de lo que pensamos”.
Tanto uno como otro abogan por el diálogo antes que el cachete.


Pero tal vez la clave sea el término medio. Cuando el diálogo a veces no surta efecto, un cachete pueda ayudar.
Una voz a tiempo, o simplemente una muestra de enfado, sin recurrir necesariamente al cachete, puede ser la manera perfecta de educar a nuestros hijos. Se puede ser muy firme con un menor sin necesidad de tocarles un pelo.
¿Pero, y si eso falla?. En la sociedad en la que vivimos,nos da miedo hablar de las cosas por su nombre, poner límites. Parece que todo vale. Se ha pasado de dar mil bofetones, a no hacer nada. Y pagamos las consecuencias. Por desgracia, la "NO educación" se paga, y cada vez más se producen casos de menores que maltratan a sus padres. Se convierten en verdaderos tiranos

Desde la Fundación MAIA abogamos siempre, porque una educación adecuada es aquella que hace ser mejores personas a nuestros hijos y menores. Es decir, les hace mejorar y discernir lo bueno de lo malo. Pero siempre sin llegar a maltratar. El "cachete", tiene que ser el último recurso. Algo que , con la intensidad adecuada, sirva para que el menor entienda y comprenda, que su acción no es la adecuada. Pero nunca a destiempo, ni como algo habitual. El cachete no puede ser la forma de expresar nuestra ira.

En definitiva, todos, padres y educadores, tenemos la obligación de educar a los menores. Pero siempre con inteligencia y desde el respeto a su integridad.