Este estudio que ha realizado la empresa MyMemory y que ha publicado el diario británico The Telegraph, se ha hecho encuestando a 1781 usuarios de Facebook.
Que se sepa no hay un estudio parecido con menores y jóvenes españoles, pero, basándonos en la experiencia que hemos podido ver en la Fundación MAIA nos sorprenderíamos de los datos en nuestro país.
Cuando desde la Fundación realizamos formaciones en colegios e institutos y preguntamos a los menores sobre sus conocimientos de las redes sociales, ellos dicen que lo saben todo.
Pero si profundizamos un poco más, y les preguntamos que si utilizan filtros de privacidad, te miran con "cara de póker". A veces no saben ni lo que es eso. Y ahí radica el principal de los problemas. Hay que explicarles, y esto es una labor de padres y educadores, que el uso de las redes sociales también puede entrañar riesgos. Por eso muy importante que valoren su privacidad.
Pero comenzando desde el principio.
Las fotografías: para un menor una cámara de fotos, o un móvil con cámara, es algo genial. Pero es un arma de doble filo. Le permitirá fotografiar todo lo que se le ponga por delante.
El problema está en eso, que a veces, no todo lo que "se le ponga por delante" es adecuado para fotografiar. Y mucho menos para subir a la red.
Los problemas de falta de privacidad en las redes sociales, y las principales denuncias,vienen producidas porque muchos menores suben fotos de compañeros en situaciones, digamos poco decorosas. Y esto, para ellos es un juego. Un juego que puede conllevar que muchos de ellos acaben en psicólogos porque todo su colegio se está riendo de la fotografía que en su red social favorita está circulando, por ejemplo en el baño. O bien las "divertidísimas" fotografías que han realizado en el último botellón.
Y todo ello "aderezado" con los comentarios que se han puesto junto a la fotografía etiquetada.
Ellos piensan que todo vale. En muchas ocasiones porque desde la sociedad les están diciendo que lo importante es que se diviertan y disfruten.
Pero las consecuencias de ser etiquetados en una fotografía borracho, se pueden pagar a la larga, cuando sean rechazados por un departamento de RRHH que ha buscando al candidato en internet y se ha encontrado con esas fotos etiquetadas, y esos comentarios que siguen en la red.
En la medida en que seamos capaces de inculcar y explicar a los menores la importancia de un uso responsable y seguro de las nuevas tecnologías, podremos conseguir que su privacidad en las redes sociales no sea alterada. Y no solo eso. Que a la hora de colgar una fotografía, se lo piensen dos veces, porque, sabrán, que colgar una foto ofensiva tiene consecuencias.
Es el momento de usar las redes sociales.
El mundo hoy por hoy, tanto para mayores como para los menores, no se concibe sin ellas.
Expliquémosles cómo utilizarlas con cabeza, y con suerte, nunca aparecerá nuestro país en una estadística tan nefasta como la de los jóvenes británicos.
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