sábado, 3 de diciembre de 2011

Un cachete no siempre es una buena solución. ¿O si lo es?

Hace unos días una amiga de la Fundación MAIA nos hizo llegar una noticia que pudimos leer, no sin estupor, de un libro editado en Estados Unidos, y que había vendido la friolera de 670.000 ejemplares. Publicado en múltiples idiomas. el titulo de el libro es: "Pégale a tú hijo"

Bastante elocuente y esplícito. La problemática del asunto es que, entre otras lindezas, el libro recomienda cómo pegar sin dejar señales a un adolescente a o a un bebé. En USA se han producido dos muertes por seguir los "consejos" de este escritor-pastor Evangélico.

Viendo ese tipo de educación, que sin lugar a dudas, desde la Fundación MAIA consideramos maltrato, nos llevamos a plantear: ¿ de verdad sirve de algo pegar a nuestros hijos ?.

Tras la modificación que se hizo en el Código Civil español, en su artículo 154 "La patria potestad se ejercerá siempre en beneficio de los hijos, de acuerdo con su personalidad, y con respeto a su integridad física y psicológica". Con respeto a su integridad. En romano paladín, quiere esto decir sin el uso de la fuerza.

Pero esto no quiere decir que a nuestros hijos no debamos educarles. Ni mucho menos que se convierta nuestro hogar en una especie de " ancha es Castilla",en el que puedan hacer y deshacer a su entojo, ya que, eso no es educar, y flaco favor les estaríamos haciendo a nuestros hijos.

De hecho, el 63, 5% de los padres españoles, según el Instituto Nacional de Estadística, está a favor del bofetón en situaciones críticas. Son casi 10 millones de progenitores. Y podrían ser llevados a la cárcel si las autoridades se enteran de que han utilizado el cachete para educar.

¿ Pero entonces, qué hacemos para educar a nuestros hijos ?.

Tras esta polémica modificación del Código Civil en la que se convertía en delincuentes a los padres, el conocido juez de menores de Granada cuyas sentencias ejemplares para los más jóvenes han marcado un hito, Emilio Calatayud,dijo “En Derecho ya tenemos los mecanismos suficientes para saber si estamos ante padres maltratadores o padres preocupados por la educación de sus hijos sin necesidad de prohibir el bofetón por ley”. No consideraba necesaria esta modificación.
Por lo tanto,que exista una Ley que prohibe los malos tratos de forma taxativa, no significa,que con la debida precaución, eduquemos a nuestros hijos. Porque de eso se trata, de educarles para que sean mejores personas. Pero no a base de golpes como a los borricos que es lo que recomienda el pastor-evangélico.

Sin embargo Jesús Palacios, catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla ,dice,"El castigo físico es el reconocimiento del fracaso. Es golpear al débil. Hay otros recursos aparte del cachete y estar en contra de él no es estar a favor de la permisividad y de que haya que dejarles hacer lo que les dé la gana y como les dé la gana. Los límites y los controles son buenos. Hay que buscar otra manera de hacerlo sin el cachete". El, claramente se muestra en contra del cachete.


Para Javier Urra, psicólogo especializado en infancia y juventud y ex Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid. “Pegar a un niño pequeño es cobarde, pegar a uno de 13 no lo va a olvidar, y pegar a uno de 18 no se lo aconsejo a nadie”. El psicólogo Javier Urra, continúa: “A veces echar la bronca, sirve para desahogarse, lo que no viene mal. La bronca puntual, un día que se lo merezca, mirándole a los ojos, con seriedad, dándole argumentos y siendo coherente puede modificar una conducta. Los chavales escuchan más de lo que pensamos”.
Tanto uno como otro abogan por el diálogo antes que el cachete.


Pero tal vez la clave sea el término medio. Cuando el diálogo a veces no surta efecto, un cachete pueda ayudar.
Una voz a tiempo, o simplemente una muestra de enfado, sin recurrir necesariamente al cachete, puede ser la manera perfecta de educar a nuestros hijos. Se puede ser muy firme con un menor sin necesidad de tocarles un pelo.
¿Pero, y si eso falla?. En la sociedad en la que vivimos,nos da miedo hablar de las cosas por su nombre, poner límites. Parece que todo vale. Se ha pasado de dar mil bofetones, a no hacer nada. Y pagamos las consecuencias. Por desgracia, la "NO educación" se paga, y cada vez más se producen casos de menores que maltratan a sus padres. Se convierten en verdaderos tiranos

Desde la Fundación MAIA abogamos siempre, porque una educación adecuada es aquella que hace ser mejores personas a nuestros hijos y menores. Es decir, les hace mejorar y discernir lo bueno de lo malo. Pero siempre sin llegar a maltratar. El "cachete", tiene que ser el último recurso. Algo que , con la intensidad adecuada, sirva para que el menor entienda y comprenda, que su acción no es la adecuada. Pero nunca a destiempo, ni como algo habitual. El cachete no puede ser la forma de expresar nuestra ira.

En definitiva, todos, padres y educadores, tenemos la obligación de educar a los menores. Pero siempre con inteligencia y desde el respeto a su integridad.

















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